Viajes que Cambiaron mi Vida: Descubrir en India (2 de 4)
Dedicado a Sikin, por haberme transmitido la magia de sentir que has encontrado a tu tribu.

Continuando esta semana por un viaje de recuerdos, alguien me dijo hace poco que no habla de su pasado, prefiere hablar del presente... En mi caso el pasado está en transformación constante, y me es desafiante no mirar hacia atrás. No porque alguno de los hechos vaya a cambiar, sino porque a medida que me permito transformarme, mi mirada se torna distinta, y logro apreciar más lo que en un momento pasé por alto. A veces me apego, claro que sí, y me toca lidiar con aquello del soltar... ¿Pero que sería de nuestra historia sin nuestros recuerdos? Menos mal que tenemos una luna menguante, al menos, cada mes para dejar ir lo que fue.
Descubrir en India:
India siempre estuvo en mis fantasías... Uno de esos viajes exóticos que debes hacer antes de morir. Un lugar repleto de misterios donde rescatar ese pedacito de tu alma que se quedó perdida en la nostalgia incomprensible de un lugar que "no conoces". Nunca lo planeé... Tú no vas a India en realidad, ella viene a buscarte. Te pasa la invitación personalmente, aunque no te explica muy bien el camino para encontrarla. No puede, porque ese camino está adentro de ti, y por mucho que te guíen, solo tú conoces el mapa, el detalle es estar atento a las señales.
Verán que la narración de esta historia tiene algunas lagunas y siendo sincera no sé si está en orden, porque no recuerdo el orden exacto de las cosas... Recuerdo las sensaciones. Y eso es lo que les voy a contar...
2011 fue un año de viajes y cambios en mi vida. Comenzó con el Despertar en Chile y continuó con el Descubrir en India. Recuerdo que CB Expeditions que organizaba el viaje nos invitó a un grupo a una reunión de postulaciones. Cuando preguntaron quién tenía interés de ir, levanté la mano, por supuesto. No lo tenía programado, mucho menos presupuestado, pero como cuando las oportunidades son para ti, los caminos se abrieron completamente. Hice un esfuerzo, claro, pero nada exhaustivo. Recibí varios regalos... Lo tomé como una señal, algo me esperaba ahí.
Para ese viaje hicieron dos grupos, uno haría la ruta espiritual que terminaba en Dharamsala, y el segundo grupo haría la ruta mística, en el desierto de Rajasthan. El desierto me escogió, un sendero muy simbólico para mi. Árido, aparentemente, inclemente, pero que si lo llegas a conocer bien, seguramente tiene un oasis en su corazón y un camino para ser encontrado, y aunque el tiempo haya borrado su rastro, siempre tenemos a las estrellas que nos muestran el recorrido con su magia. Se necesita paciencia, sí. Y despertar un corazón que bombee agua en nuestra vida, no nos vayamos a morir de sed en la jornada.

Pasamos por 4 ciudades: Delhi (donde vimos la realidad contrastante de riqueza en New Delhi y pobreza en Old Delhi), Udaipur, Pushkar y Jaipur. Delhi, el primer impacto, con su ruido y sus aromas. Udaipur y Jaipur fueron interesantes, llenos de belleza y brillo, es lo que mi memoria me dice. Pero es en Pushkar donde me detendré un poco más, pues fue allí donde descubrí lo que aún estaba cerrado adentro de mi: mi corazón.
Si tuviera que describir a Pushkar la describiría como una rosa: aromática, hermosa, con un corazón que florece y algunas espinas que le protegen, solo por si acaso, porque la verdad solo quiere regalarte su belleza. Fue la ciudad donde más nos detuvimos, y donde tomé mi primera consulta de tarot. No quería saber nada en específico. Solo tenía curiosidad por el futuro, y por supuesto sobre si me volvería a enamorar. Porque cuando te enamoras mucho de una persona pareciera que no fuera a alcanzar para nadie más... ¿Qué puede haber después del gran amor? "Ya no volverás a sentir mariposas en el estómago, pero también existen libélulas, colibríes..." me dijo una persona muy querida una vez.
Recuerdo que me senté para escuchar, ella me miró a los ojos y yo comencé a llorar. No paré en toda la sesión, tampoco paré hasta dos horas después. Si estuviera en una película surrealista, sin duda habría tenido una escena muy parecida al inicio de Como Agua para Chocolate, donde llenaron no sé cuantos kilos con sal, después que las lágrimas se secaron (jejeje).
Ella me dijo muchas cosas sobre mi origen, sobre mi misión, sobre las misiones que solo se realizan en dupla, apoyándote espalda con espalda, sobre el amor, sobre la renuncia al amor, sobre el reencuentro con el amor, pero de otro tipo, de ese que no muere con el tiempo, pero para eso necesitaba sanar...¿Sanar qué?
Descubrí que estaba herida, y que me daba vergüenza mostrarlo (todavía me da, de hecho, pero ahora me atrevo a decirlo). Que tenía miedo de amar de nuevo y ser herida, y sobre todo tenía miedo de no volver a enamorarme. Descubrí que todos los cambios que habían ocurrido en 6 meses, no eran otra cosa que un cambio de destino que yo había escogido en algún momento, solo que no me acordaba. Descubrí que vine a ser libre, y que no podía serlo si elegía una vida convencional. Descubrí que lo mejor de los planes es que puedes cambiarlos cada vez que quieras, pero que es inteligente cambiarlos en el momento en que tu corazón te lo dice.
Fue en Pushkar donde decidí que mi vida sería en La Montaña... "estás ahí porque en la montaña se respira libertad y tu espíritu necesita ser libre" me dijo años después una gran mujer... Entonces entendí lo que años antes me había dicho mi corazón. Es que a veces los latidos hablan de una forma que no entiendo... Entonces es mejor dejarse llevar y después comprender. A eso me refiero con mirar el pasado. Como un maestro al que no se le pregunta por qué, sino que se le dice con honestidad: qué interesante.
Cerca de nuestro hotel había una tribu de gitanos... Una de ellas vino a enseñarnos su danza, acompañada de sus músicos nos alegraron con sus melodías, la tarde y la noche. Al día siguiente los visitamos. Reunimos alimentos y otros artículos de primera necesidad y fuimos. Recuerdo que muchos lloraban, algunos médicos del grupo atendían a los niños y a sus heridas causadas por condiciones inclementes pero que no les robaban las sonrisas. Yo no lloré, no pude en aquel momento. Tampoco pude hablar... En ese momento el tiempo simplemente paró. La música sonó durante toda la visita, ellos danzaron y nosotros también.
Me ofrecieron un Té Chai, preparado en una de sus carpas... Yo lo tomé mientras ignoraba la voz de mi cabeza que decía (no puedes tomar agua corriente en la India). No me enfermé, no me dolió el estómago; por el contrario, encontré el camino de retorno hacia la sanación de mi corazón.
¿Qué fue lo más importante que descubrí? Que las mejores decisiones no se toman en frío, sino en caliente... Eso quiere decir que vienen del corazón.
Love,
Yaramtia