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Relaciones, Dependencia y Apego

¿Está mal necesitar la compañía de otra persona?


Lo más grande que aprenderás en la vida es a amar y ser amado - Eden Ahbez "Nature Boy"





Cuando comenzamos un camino de Desarrollo Personal, podemos vernos expuest@s a creencias de tipo: no necesitas a nadie para ser feliz, todo lo que necesitas está adentro de ti, debemos desapegarnos de los demás para ser autosuficientes...


Podemos pensar que son frases empoderadoras, pero la verdad es que son palabras que esconden un mecanismo de defensa, producto del miedo a sufrir, sentirnos vulnerables e inseguros en compañía de otra persona.


Quiero decirte algo que puede generarte algo de incomodidad... Y eso es bueno:


No hay nada de malo en tus carencias... Ellas reflejan tu naturaleza vinvular, guardan tu historia; son el registro de tus momentos difíciles, de las experiencias que te transformaron en quien eres hoy... Y necesitan ser honradas, respetadas y sobre todo, vistas. De lo contrario, pueden transformarse en armas afiladas para defenderte de toda interacción profunda, pues las verás como un peligro o una distracción.


La verdad es... que somos seres vinculares y dependientes.


Necesitamos del "otro" para sentirnos seguros. Somos una vida, y como toda vida, necesitamos "un contenedor". Desde que nacemos, requerimos la presencia de nuestros cuidadores para poder desarrollarnos con plenamente. Cuando esta presencia se da de forma consistente, podemos crecer sintiéndonos confiantes y capaces de avanzar por nuestros propios medios. Pero cuando esta presencia se da de forma inconsistente (o no se da), crecemos sintiéndonos inadecuados, y buscando siempre alguien que pueda validarnos para poder avanzar en la vida.


No me malentiendan. Desarrollar la Autonomía, la Independencia, claro que es importante.


Es una de las esferas necesarias para desenvolver lo que me gusta llamar: el espacio seguro. Una sensación que nos acompaña adonde quiera que vamos y que nos apoya a atravesar cualquier situación, incluso las más incómodas. Aprender a estar sol@s, disfrutar de nuestra compañía, conocer nuestros límites, escuchar nuestras necesidades, entrar en contacto con las emociones, gestar sueños, aclarar nuestro propósito y fortalecer nuestra capacidad de dicernir, son algunos ejemplos de lo que es indispensable desarrollar siendo adultos.


Si es que no nos damos el espacio para cuidar de nosotros, conocernos en profundidad, visitar los lugares que nos dan miedo adentro de nosotros, viviremos proyectando la búsqueda de un "protector" que se haga cargo de todas nuestras necesidades... Y esto, para un "otro", es prácticamente imposible. Representa una carga sin precedentes, que no es para nada responsabilidad de la otra persona. Es en este caso donde se desenvuelven las dependencias y apegos insanos en las relaciones.


Sin embargo, es igual de importante reconocer que los vínculos son indispensables para poder generar intimidad, sentirnos apoyados para caminar con más seguridad, experimentar la reciprocidad (aprender a dar y a tomar), poder dedicar nuestro propósito y sueños al bienestar de otros seres.


Y sobre todo, un "otro" es importante en nuestras vidas porque detona lo que tanto queremos esconder. Nos muestra la herida que hemos querido ignorar por años, destapa los patrones insanos que sabotean nuestras relaciones. La otra persona es un espejo que nos permite mirarnos en profundidad, y hacernos cargo de lo que necesitamos sanar. Nos hace ver hasta lo que no nos gusta, solo para que podamos rescatar lo más hermoso que habita nuestra alma. También despierta la cualidad de la ternura, de la generosidad, de la entrega... Y si es un vínculo sano, puede apoyarnos a sentirnos tan confiantes... que podremos caminar hacia nuestros sueños.


¿Está mal necesitar la compañía de otra persona?


No... claro que no. Siempre y cuando esto no se vuelva tu único norte en la vida, y sí, pueda ser una prioridad que acompañe tu crecimiento de una forma integrativa. Siempre y cuando mires tus carencias, y puedas cuidar de ti con responsabilidad. Siempre que aprendas a reconocer tus heridas y patrones (y esto tampoco tienes que hacerlo sol@), para no tener que proyectarlos en otra persona que los saque a la luz de forma violenta o insana. Siempre que nutras tus aspiraciones, para que puedan ser nutridas por las alianzas que generes, y tú puedas dar aliento a las de ell@s. Siempre que conozcas tus necesidades y seas capaz de comunicarlas a esa otra persona y escuchar las de él o ella... para que puedan ser un apoyo mutuo que pueda permitir que se sientan más seguro en su caminar por la vida. Siempre y cuando establezcan acuerdos que les permitan crecer junt@s, sin que esto signifique sacrificar la libertad de ser.


La clave está en aprender a transitar entre la Autonomía y la Interdependencia sana. En generar vínculos saludables con nosotr@s mism@s y con los demás. En aprender que "estar" solos o "en pareja" son experiencias igual de potentes para conocernos, y no algo que nos define como un estatus.


He tenido buenas y malas relaciones, he sentido las carencias que duelen en el alma.


Me he sentido muy sola y "no he necesitado de nadie", he disfrutado de mi compañía, hecho terapia. Me he formado como terapeuta, me he reconciliado con mi soledad y he aprendido a confiar otra persona, me he adentrado en una nueva relación, incluso atravesando el miedo de lo que abrirse a otro significa... He amado y he sido amada, me han decepcionado y he decepcionado. Me han traicionado y he traicionado... He visto de cerca los celos y la confianza plena. Me he sentido segura y cuidada, también muy insegura y abandonada. He tenido vínculos sanos, insanos y tóxicos.


Pero lo más importante... es que me he conocido. A cada sumergida he rescatado un tesoro... A veces he vuelto "revolcada" otras veces más tranquila... Y con cada experiencia, me he nutrido para acompañar a otras personas en el rescate de sí mismas, y en el poder que se esconde por detrás de su forma de relacionarse, mientras continúo esta aventura que es la vida (con las relaciones que la hacen más emocionante y hasta más calma).


No necesitas a nadie para ser feliz... Cierto, sin embargo, que rico compartir la felicidad y apoyar a otros en su camino a encontrarla, en lugar de quedársela para uno mismo como si guardáramos el Anillo (my precious).


Todo lo que necesitas está adentro de ti... Cierto, y qué rico poder contar con otras personas que nos muestren lo que aún no hemos descubierto, ya sean amigos, familiares, socios, vecinos, relaciones fugaces, vínculos duraderos... Somos seres tan complejos, que a través de las experiencias vinculares, evolucionamos. Me parece hermoso.


Debemos desapegarnos de los demás para ser autosuficientes... Guardemos el desapego como herramienta para las actitudes nocivas, como un arte que nos apoye a aceptar los cambios y ciclos de la vida, como un poder para disolver las ilusiones y conectarnos más con lo que es real, o como una fuerza que nos apoye a apropiarnos de nuestra vida, para poder dedicarla al bienestar de todos los seres sintientes.


Y la autosuficiencia... No es necesaria. Podemos ser autónomos, y aún así recibir apoyo, generar alianzas, profundizar en las relaciones y vincularnos con intimidad... en comunidad.


El proceso de reciprocidad está presente en cada momento... Incluso si ahora estás solo leyendo este texto por tus propios medios... El aire que respiras está siendo el recurso que sostiene tu vida, la tierra no se ha abierto debajo de tus pies y hubo alguien en algún lugar del mundo que vivió muchas relaciones para poder llegar a estas palabras, después de la experiencia empírica de quien se atreve a vivir.


Estamos conectados a través del amor que lo sostiene todo.


¿Y si dejamos de resistirnos a esa fuerza?


Love,


Y,



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